martes, 29 de julio de 2008

De anillos y buenas intenciones...

Hace unos días, asistí a la despedida de soltera de una de mis mejores amigas. Nos mostraba su brillante y nuevo "anillo de compromiso" al tiempo que todas las asistentes casadas o comprometidas hicieron lo mismo...y entonces yo reparé en que -Oh, yo no tengo anillo de compromiso! Pero me quedé calladita, por vergüenza a admitirlo en público. Hasta que me preguntaron por qué no lo llevaba puesto, dije lo primero que me vino a la mente: ah, me estorba para ciertos movimientos y no me gusta usarlo...

Y me quedé el resto de la noche, como buena Venusina que soy, dándole vueltas al asunto, pensando mmhhmm a mi Marciano cómo es que no se le ocurre regalarme uno? Es que bueno, cuando tuvo que haberlo hecho no estabamos para esos gastos, lo entiendo, pero recuerdo que me prometió que lo compraría cuando pudiera! Es que no piensa en mi?, Cómo es que se le olvida un detalle TAN importante? Tengo que pedírselo? Ay no, eso no se pide, pierde el chiste, lo ideal y romántico sería que un día de nuestro aniversario se le ocurriera comprarlo -sin que yo me diese cuenta por supuesto-, invitarme a cenar y darme el anillo como pasa en todas las películas de enamorados!! Pero eso es imposible, nunca se le va a ocurrir!! Lo más probable es que me pregunte: a dónde quieres ir, cómo celebramos, qué te regalo de aniversario....argh, es Marciano.

Eso pensaba en todo el trayecto a casa...hasta que llegué, abrí la puerta y me lo encontré ahí a media luz sentado en la sala, desvelándose para esperarme, con su habitual sonrisa y la lucecita que descubro en sus ojos siempre que me ve...Entonces, todas mis borucas mentales se deshicieron...Claro que mencioné lo del anillo, tampoco iba a perder la oportunidad de recordárselo...Pero en el consuelo de su abrazo llegué a la conclusión de que puedo "vivir" sin anillo de compromiso jeje, porque después de todo sí vivo dentro de una película romántica...traducida un poco en cotidianeidad...tal vez mi marciano no me lleva de viajes, o no me regala joyas...pero en cambio: se levanta antes que yo todos los días para asegurarse de que yo no llegue tarde al trabajo y me bañe con agua calientita, me despierta siempre con un beso y una sonrisa (a pesar de mis malas caras), por poner un ejemplo rutinario de las miles de veces que me hace sentir la Venusina más amada sobre la faz de este planeta.


Aprobar a un hombre es ver las buenas razones
que
existen detrás de lo que él hace. Si ella lo ama, una mujer puede
encontrar la
intención afectuosa o la bondad detrás del comportamiento
exterior.



Nota post-it para Venusinas: En general, cuando una mujer comparte sus sentimientos de frustración, desencanto o preocupación, cada célula del cuerpo de un hombre reacciona en forma instintiva con una lista de explicaciones y justificacones concebidas para explicar los sentimentos de enojo de la mujer. Un hombre nunca pretende empeorar las cosas. Su tendencia a explicar los sentimientos responde simplemente al instinto marciano.

Nota post-it para Marcianos: La manera más común en que los hombres comienzan discusiones es la invalidación de los sentimientos de una mujer o de su punto de vista. Por ejemplo un hombre dice "Ah no te preocupes por eso!". Para otro hombre esa frase puede parecer amistosa. Pero para una mujer resulta insensible y dolorosa, como si ella no tuviese derecho a sentirse perturbada, como si no importaran sus sentimientos.



**La imagen es de Carolina Duran.

jueves, 24 de julio de 2008

Presentación


Según John Gray y su libro, las mujeres somos de Venus y los hombres son de Marte, escuchar esto así de golpe puede sonar fantasioso, iluso o hasta sexista. Pero deteniéndonos un poco en los detalles de la vida cotidiana nos damos cuenta que, efectivamente, hombres y mujeres somos tan distintos que lo iluso sería pensar que somos iguales.
No soy feminista, ni machista. Huyo de los extremos. Pero soy plenamente conciente de que hombres y mujeres somos distintos en todos los ámbitos posibles, desde lo evidente hasta lo invisible, y hasta lo que pretendemos ocultar a veces (por conveniencia propia) al sexo opuesto.
Tampoco se trata de estereotipar o etiquetar a dos bandos, para ponerlo en términos simples, hay dos escencias en este mundo, unas femeninas y otras masculinas...hombres y mujeres llevamos una mezcla de ambas, claro que la mayoría de las mujeres contiene más escencia femenina que masculina, y al contrario, la mayoría de los hombres lleva en sí más escencia masculina que femenina. Esto dicta en buena medida nuestros gustos y comportamientos, y también nos sujeta al hecho de necesitar una contraparte, un acompañante de viaje que esté un poco en el polo opuesto de nuestras escencias para reafirmarnos y para darnos un poco de equilibrio mutuo. Muchos psicólogos encuentran esta teoría "simplista", pero esta simplicidad es una ventaja para nosotros los mortales-no-psicólogos, porque nos da la ventaja de la "aplicabilidad" a nuestra vida cotidiana.

Así pues, desde que el Sr. John Gray nos aclaró muchos puntos escabrosos de nuestra relación a través de sus libros, mi Marciano y yo dimos vuelta a la página de los malos-entendidos y nuestra relación se maneja en términos de "marcianidad" y "venusinidad", tenemos MUY claro, que somos distintos, que sentimos distinto, que actuamos distinto y que NO hablamos el mismo idioma. No voy a decir que ahora todo sea miel sobre hojuelas y que nuestra casa esté píntada de rosa y se respire sándalo y jazmín en el ambiente...nada más lejos de la realidad: es una casa común llena de rutinas y movimiento, aderezada con las alegrías y penas de dos crías, en donde afortunadamente cabemos perfectamente, como en un puzzle, Marte y Venus.

Y he aquí una biopsia de esta relación dinámica entre un Marciano y una Venusina, de cómo a pesar de tener la cabeza llena de cosas tan distintas una del otro, caminan en la misma dirección y tienen proyectos en común... y sobretodo, que lo único que tienen igual es el tamaño de su amor por el otro.