Según John Gray y su libro, las mujeres somos de Venus y los hombres son de Marte, escuchar esto así de golpe puede sonar fantasioso, iluso o hasta sexista. Pero deteniéndonos un poco en los detalles de la vida cotidiana nos damos cuenta que, efectivamente, hombres y mujeres somos tan distintos que lo iluso sería pensar que somos iguales.
No soy feminista, ni machista. Huyo de los extremos. Pero soy plenamente conciente de que hombres y mujeres somos distintos en todos los ámbitos posibles, desde lo evidente hasta lo invisible, y hasta lo que pretendemos ocultar a veces (por conveniencia propia) al sexo opuesto.
Tampoco se trata de estereotipar o etiquetar a dos bandos, para ponerlo en términos simples, hay dos escencias en este mundo, unas femeninas y otras masculinas...hombres y mujeres llevamos una mezcla de ambas, claro que la mayoría de las mujeres contiene más escencia femenina que masculina, y al contrario, la mayoría de los hombres lleva en sí más escencia masculina que femenina. Esto dicta en buena medida nuestros gustos y comportamientos, y también nos sujeta al hecho de necesitar una contraparte, un acompañante de viaje que esté un poco en el polo opuesto de nuestras escencias para reafirmarnos y para darnos un poco de equilibrio mutuo. Muchos psicólogos encuentran esta teoría "simplista", pero esta simplicidad es una ventaja para nosotros los mortales-no-psicólogos, porque nos da la ventaja de la "aplicabilidad" a nuestra vida cotidiana.
Así pues, desde que el Sr. John Gray nos aclaró muchos puntos escabrosos de nuestra relación a través de sus libros, mi Marciano y yo dimos vuelta a la página de los malos-entendidos y nuestra relación se maneja en términos de "marcianidad" y "venusinidad", tenemos MUY claro, que somos distintos, que sentimos distinto, que actuamos distinto y que NO hablamos el mismo idioma. No voy a decir que ahora todo sea miel sobre hojuelas y que nuestra casa esté píntada de rosa y se respire sándalo y jazmín en el ambiente...nada más lejos de la realidad: es una casa común llena de rutinas y movimiento, aderezada con las alegrías y penas de dos crías, en donde afortunadamente cabemos perfectamente, como en un puzzle, Marte y Venus.
Y he aquí una biopsia de esta relación dinámica entre un Marciano y una Venusina, de cómo a pesar de tener la cabeza llena de cosas tan distintas una del otro, caminan en la misma dirección y tienen proyectos en común... y sobretodo, que lo único que tienen igual es el tamaño de su amor por el otro.
No soy feminista, ni machista. Huyo de los extremos. Pero soy plenamente conciente de que hombres y mujeres somos distintos en todos los ámbitos posibles, desde lo evidente hasta lo invisible, y hasta lo que pretendemos ocultar a veces (por conveniencia propia) al sexo opuesto.
Tampoco se trata de estereotipar o etiquetar a dos bandos, para ponerlo en términos simples, hay dos escencias en este mundo, unas femeninas y otras masculinas...hombres y mujeres llevamos una mezcla de ambas, claro que la mayoría de las mujeres contiene más escencia femenina que masculina, y al contrario, la mayoría de los hombres lleva en sí más escencia masculina que femenina. Esto dicta en buena medida nuestros gustos y comportamientos, y también nos sujeta al hecho de necesitar una contraparte, un acompañante de viaje que esté un poco en el polo opuesto de nuestras escencias para reafirmarnos y para darnos un poco de equilibrio mutuo. Muchos psicólogos encuentran esta teoría "simplista", pero esta simplicidad es una ventaja para nosotros los mortales-no-psicólogos, porque nos da la ventaja de la "aplicabilidad" a nuestra vida cotidiana.
Así pues, desde que el Sr. John Gray nos aclaró muchos puntos escabrosos de nuestra relación a través de sus libros, mi Marciano y yo dimos vuelta a la página de los malos-entendidos y nuestra relación se maneja en términos de "marcianidad" y "venusinidad", tenemos MUY claro, que somos distintos, que sentimos distinto, que actuamos distinto y que NO hablamos el mismo idioma. No voy a decir que ahora todo sea miel sobre hojuelas y que nuestra casa esté píntada de rosa y se respire sándalo y jazmín en el ambiente...nada más lejos de la realidad: es una casa común llena de rutinas y movimiento, aderezada con las alegrías y penas de dos crías, en donde afortunadamente cabemos perfectamente, como en un puzzle, Marte y Venus.
Y he aquí una biopsia de esta relación dinámica entre un Marciano y una Venusina, de cómo a pesar de tener la cabeza llena de cosas tan distintas una del otro, caminan en la misma dirección y tienen proyectos en común... y sobretodo, que lo único que tienen igual es el tamaño de su amor por el otro.
2 comentarios:
Jejeje, Mi querida Ale, eso del sándalo, el jazmín, y la casa rosa...podría llegar a ser una buena idea?, jajaja, por aquí andaremos leyéndote, dale, y porfa, sé mala!!! A por ellos!!! jejeje, un beso!
Jajajaja
No que vá, no podría yo vivir en una casa rosa jajaja...
Aquí andaremos, ideas me salen a diario, lo que me falta es tiempo para teclear jeje ;)
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