jueves, 24 de julio de 2008

Presentación


Según John Gray y su libro, las mujeres somos de Venus y los hombres son de Marte, escuchar esto así de golpe puede sonar fantasioso, iluso o hasta sexista. Pero deteniéndonos un poco en los detalles de la vida cotidiana nos damos cuenta que, efectivamente, hombres y mujeres somos tan distintos que lo iluso sería pensar que somos iguales.
No soy feminista, ni machista. Huyo de los extremos. Pero soy plenamente conciente de que hombres y mujeres somos distintos en todos los ámbitos posibles, desde lo evidente hasta lo invisible, y hasta lo que pretendemos ocultar a veces (por conveniencia propia) al sexo opuesto.
Tampoco se trata de estereotipar o etiquetar a dos bandos, para ponerlo en términos simples, hay dos escencias en este mundo, unas femeninas y otras masculinas...hombres y mujeres llevamos una mezcla de ambas, claro que la mayoría de las mujeres contiene más escencia femenina que masculina, y al contrario, la mayoría de los hombres lleva en sí más escencia masculina que femenina. Esto dicta en buena medida nuestros gustos y comportamientos, y también nos sujeta al hecho de necesitar una contraparte, un acompañante de viaje que esté un poco en el polo opuesto de nuestras escencias para reafirmarnos y para darnos un poco de equilibrio mutuo. Muchos psicólogos encuentran esta teoría "simplista", pero esta simplicidad es una ventaja para nosotros los mortales-no-psicólogos, porque nos da la ventaja de la "aplicabilidad" a nuestra vida cotidiana.

Así pues, desde que el Sr. John Gray nos aclaró muchos puntos escabrosos de nuestra relación a través de sus libros, mi Marciano y yo dimos vuelta a la página de los malos-entendidos y nuestra relación se maneja en términos de "marcianidad" y "venusinidad", tenemos MUY claro, que somos distintos, que sentimos distinto, que actuamos distinto y que NO hablamos el mismo idioma. No voy a decir que ahora todo sea miel sobre hojuelas y que nuestra casa esté píntada de rosa y se respire sándalo y jazmín en el ambiente...nada más lejos de la realidad: es una casa común llena de rutinas y movimiento, aderezada con las alegrías y penas de dos crías, en donde afortunadamente cabemos perfectamente, como en un puzzle, Marte y Venus.

Y he aquí una biopsia de esta relación dinámica entre un Marciano y una Venusina, de cómo a pesar de tener la cabeza llena de cosas tan distintas una del otro, caminan en la misma dirección y tienen proyectos en común... y sobretodo, que lo único que tienen igual es el tamaño de su amor por el otro.

2 comentarios:

MartaSada dijo...

Jejeje, Mi querida Ale, eso del sándalo, el jazmín, y la casa rosa...podría llegar a ser una buena idea?, jajaja, por aquí andaremos leyéndote, dale, y porfa, sé mala!!! A por ellos!!! jejeje, un beso!

Ale dijo...

Jajajaja
No que vá, no podría yo vivir en una casa rosa jajaja...
Aquí andaremos, ideas me salen a diario, lo que me falta es tiempo para teclear jeje ;)